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Foto del escritorGabriela Castillo

Depresión: el síntoma de las mil máscaras.

Actualizado: 6 mar 2018


La tristeza es una emoción básica en el ser humano, se presenta en algún momento de la vida de todas las personas, se muestra como respuesta ante algo que nos ha herido y es relativamente pasajero.

Es una emoción que comúnmente se confunde con la depresión. La palabra depresión proviene de la palabra latina depressus que significa “hundimiento”.

La depresión describe un tono de tristeza técnicamente conocido como disforia presenta sentimiento de desamparo y amor propio reducido, la persona deprimida se siente incapaz de enfrentarse a sus problemas y por lo tanto cree que otras personas son incapaces de ayudarlo, siente apatía por las cosas que le resultaban interesantes, sentimientos de desesperanza ante la vida.

La esfera afectiva no solo se ve afectada en la depresión, comúnmente la persona se siente lenta en sus movimientos, a veces con dificultad para concentrarse, retraso y constricción de procesos de pensamiento, relaciones sociales empobrecidas y cambios fisiológicos como pérdida del apetito, con afectación en el sueño, la velocidad metabólica es baja (lenta), irritabilidad.

La persona deprimida psicológicamente anhela el cariño de otros, pero por su estado de “hundimiento” deja de corresponder a las otras personas o deja de tener interés en ellas, fomentando así el círculo vicioso y la confirmación de que nadie lo quiere o nadie lo entiende. Podría aislarse y sentirse incapaz de buscar a los demás, o viceversa, podrá buscar activamente amigos y compañeros solo para convencerlos de su aferrante sufrimiento o en determinados casos, buscara compañía de otras personas para distraerse de su dolencia (Palacios 2014).

La depresión puede aparecer por un evento externo, en donde una pérdida real o simbólica desencadene el cuadro, este evento externo aparece como muerte de alguien importante para la persona, abandono o separación de una pareja, perdida de un empleo, cambio de domicilio, etc.


Sin embargo se ha observado que cuando la pérdida no ha sido elaborada o trabajada psicológicamente, el individuo se arriesga a una repetición de pérdidas (patrones repetitivos) en el transcurso de su vida. La respuesta a la perdida puede presentarse en días, semanas o quizá años, en este último caso el individuo suele negar la pérdida o su efecto sobre ella y por lo tanto evita su respuesta emocional, motivo por el cual la depresión se manifiesta mucho tiempo después.

Sin embargo existen casos en donde la depresión se presenta “sin motivo externo aparente”. Frecuentemente este motivo “no externo” se relaciona con todo aquello que “debo ser” sobre lo que quiero “ser”, psicológicamente hablando es satisfacer aquellas expectativas internalizadas por los padres, la sociedad o algún modelo importante en la vida del paciente deprimido. Estas expectativas del “deber ser” hacen que el individuo este en busca de satisfacer a los demás (buscar aprobación) en vez de satisfacer sus propias necesidades. Constantemente se sentirá insatisfecho y despersonalizado, lo cual dará pie a no encontrar un sentido al vivir.

“Deja que el dolor te acompañe esta noche en tu almohada, escucha el mensaje que trae para ti y al haberlo recibido sólito se despidiera de ti” (Jaime Sabines)


Lic. Brenda Lizbeth Pérez

Psicóloga

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